Alvaro Pop/17 enero 2022
El 12 de octubre de 1492 la historia tomaría un curso diferente para el mundo.
España se encontraba con Abya Yala (América) y a partir de entonces se iniciaba una noche de terror, de violencia, de enfermedades y de persecución a los pueblos indígenas que vivían en estos territorios.
El “encuentro de dos mundos” como diría Miguel León – Portilla. Se dice que para 1592 se había asesinado a las del 90% de la población nativa. 55,8 millones de personas aproximadamente. Un genocidio. Destrucción de ciudades, de documentos conteniendo el conocimiento intelectual, la eliminación de los grupos de sabios de estos pueblos, el asesinato de sus gobernantes no tuvo limites.
El descubrimiento del “continente del sol” por parte de los europeos, “la invasión europea” desde las narrativas de los sobrevivientes generó enormes beneficios a Europa como nunca visto en la historia.
Con ello iniciaban los procesos de colonización que se desplegaron por todos los medios.
En principio para la aniquilación total, luego para la mansedumbre en la esclavitud de la mano de obra para los cultivos que iniciaron la agricultura extensiva y las explotaciones de recursos mineros, el transporte y la servidumbre domestica. Luego las nuevas enfermedades que mataban a la gente por montones. “Después de haber ganado los españoles esta Nueva España, en 1545 hubo una pestilencia grandísima y universal, donde murió la mayor parte de la gente que en ella había. Ahora, en agosto de 1576, comenzó una pestilencia universal y grande, la cual ha ya tres meses que corre, y ha muerto mucha gente, y muere y va muriendo cada día más”. (Fray Bernandino de Sahagún – Historia general de las cosas de la Nueva España).
En octubre de 2022 se cumplen 530 años de ese encuentro. Dos mundos que contenían muchos mundos mas.
Las lecciones que la historia nos da demuestran que no se tuvo una intención de respeto a la vida y a la cultura de los pueblos indígenas, hay excepciones (incluyendo mandatos de las Leyes de Indias). Es mas, se construyo una ideología de dominación, de minorización, de explotación de los europeos sobre los nativos. En los primeros años de la fundación de la Universidad de San Carlos de Guatemala en Antigua Guatemala (31 enero 1676) “Inicialmente, en la universidad, se impartieron siete cátedras: Teología Escolástica, Teología Moral, Cánones, Leyes, Medicina y dos lenguas» (Claudia Rodríguez. El nacimiento de una gran universidad). Algunos estudiosos refieren que alguna de estas dos lenguas era para enseñar español a los hijos de los reyes indígenas.
530 años después de este inicio de la tragedia, hombres y mujeres contemporáneos tienen la obligación de revisar la historia y encontrarse con los rumbos que hagan sociedades mejores, desarrolladas y emprender caminos que ayuden a construcciones institucionales interculturales.
1821 a la fecha son mas de doscientos años de construcción de Estado en Guatemala y varios países mas en la región.
El presente es responsabilidad de las dirigencias nacionales. Sin embargo, la situación de los pueblos indígenas en el continente aun se mantiene en los peores indicadores. Analfabetismo, discriminación, desnutrición crónica, pobreza extrema, explotación, persecución, exclusión política, … son las realidades que se viven día a día.
Son fenómenos sociales sobre estudiados y analizados que se reflejan en las estadísticas nacionales. Secretos a voces. Situaciones que invocan grandes discursos y promesas de inversión para el cambio. Sin embargo, solo se necesita voluntad para que las relaciones cambien, que la institucionalidad funcione; que superemos el miedo a que “los indios le den vuelta a la tortilla”.
Es construir un nuevo imaginario donde quepa la diversidad. Y que de la multiculturalidad nazca las posibilidades de la interculturalidad. Es poner en acción ejecutiva al Estado al servicio de la diversidad teniendo como horizonte un nuevo pacto social constitucional. Es la hora de un nuevo andar, de enfrentar con madurez las responsabilidades e iniciar la transformación del futuro desde el presente con plena participación de los pueblos indígenas que en los últimos cincuenta años han preparado propuestas que ayudaran a una nueva sociedad. A la democracia.
Al desarrollo y a la convivencia entre humanos y naturaleza.
El cambio esta en marcha.
Es posible.
La Hora/17 de enero 2022
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